Vivimos tiempos de cambio, de reconversión de valores, de reestructuración de significados. Tiempos de incertidumbre que afectan a nuestro espacio vital familiar. Pero… ¿qué es la familia? Hay múltiples teorías, definiciones y clasificaciones de la familia en sí. Sin embargo, lo que nos interesa es la consideración de la familia como un grupo y al individuo como miembro del grupo familiar. Al trabajar con la familia, no podemos separarnos de su historia de experiencia compartida, pero también atendemos a la historia individual de cada uno de sus miembros, sujetos inmersos en el grupo familiar.
Desde el Modelo Bio-Psico-Social se contempla al individuo en su Sistema Individual (Aspectos Biológicos y Psicológicos) en relación continua con otros sistemas: Sistema Micro-social (en el que se engloban las Relaciones Personales, pudiendo ser: la familia, el grupo de iguales, la escuela) y el Sistema Macro-social (Valores y Actitudes Culturales, Legislación-Normativa vigente, Disponibilidad social, Estatus Socio-económico, Actitudes culturales). Las investigaciones demuestran que una relación positiva entre estos sistemas, actúa como prevención de Trastornos Psíquicos y Emocionales.
¿Qué le corresponde a la familia?
Por un lado, satisfacer las necesidades básicas: alimentación, habitación, salud, protección, afecto y seguridad. Por otro lado, transmitir a las nuevas generaciones los elementos importantes que vinculan a la familia con la sociedad a la que pertenece: una lengua, costumbres, tradiciones, valores, normas de comportamiento, creencias. Y, Educar para la vida: formar a los integrantes de la familia de modo que sean capaces de desarrollarse productivamente como personas y como miembros de una comunidad.